Ahora abordemos los lácteos y su proceso de congelación.

La leche se puede congelar, si al descongelar suelta suero, sólo hay que licuarla para que vuelva a recuperar su textura original.

Los quesos frescos no se deben descongelar. Ahora bien, los quesos con alto contenido de grasa (duros y semiduros) se pueden congelar, pero hay que rallarlos previamente o partirlos en rebanadas delgadas. Descongelar a temperatura ambiente.

La mantequilla y la margarina se pueden congelar, pero hay que envolverlas perfectamente en papel aluminio, también se descongelan a temperatura ambiente.